MOSCA DEL OLIVO

 


   La mosca del olivo es la plaga más importante en el cultivo del olivo, ya que ataca a los frutos desde que comienza el endurecimiento del hueso hasta su madurez. El daño lo provocan las larvas que, al eclosionar dentro de la aceituna, crean galerías que dañan el fruto. La aceituna puede acabar cayendo, con la consecuente disminución de la producción. Además, sobre el tejido roto pueden instalarse hongos y otros microorganismos que provocan una pérdida de calidad del fruto, haciendo que el aceite obtenido pueda incluso descender de categoría a la hora de su calificación.

   Las zonas en las que hay una mayor humedad son las más proclives a la aparición de la mosca del olivo, menos común en latitudes con veranos secos y con elevadas temperaturas. La mosca del olivo suele pasar los meses de mayor frío del año debajo de la tierra, lugar que abandonan entre los meses de abril y mayo.

   Tras procederse a la fecundación, las hembras buscan un lugar idóneo para la puesta, que suelen realizar bajo de la piel de las aceitunas que se encuentran en un estado de maduración intermedio. La alimentación de las larvas se produce por medio de la pulpa de las propias aceitunas.


   La apreciación de síntomas de la acción de esta plaga es sencilla, ya que las aceitunas afectadas presentan heridas debidas a la acción de las larvas que realizan estrechos túneles en el fruto. En muchas ocasiones las aceitunas se caen al suelo y en otras se detecta un mal olor. 

   Aunque la intensidad y la duración de esta plaga depende en buena medida de las condiciones agronómicas y climáticas en las que se encuentren los cultivos, existen una serie de medidas preventivas generales que pueden adoptarse, como la destrucción de las pupas invernantes en el suelo o el cultivo de variedades de aceituna menos proclives a la mosca y en las que el control de la plaga sea más sencillo.

   Tradicionalmente se utilizan trampas olfativas que constan de un recipiente de cristal o plástico transparente que se ceba con fosfato biamónico al 4%. Se colocan en el interior del árbol y orientadas al sur para el control de adultos. Deben colocarse un mínimo de dos trampas por zona de observación, debiendo separarlas unos 50 metros para evitar interferencias de unas con otras.


 La aplicación de productos fitosanitarios deben administrarse de manera previa, siempre con anterioridad a la puesta de huevos en la aceituna. Se combina la acción de un insecticida (organofosforado o piretroide) y un atrayente a base de proteínas hidrolizables. El momento de realizar la aplicación es a partir de formarse el fruto.

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